Tradicionalmente se ha utilizado el concepto de inteligencia al margen de las emociones. Sin embargo, todo individuo vive inserto en relaciones sociales que condicionan que el manejo de las emociones resulte decisivo a la hora de sacar el máximo rendimiento a sus oportunidades. Este es el motivo por el que la psicología moderna prefiere utilizar el término inteligencia emocional, que alude a la capacidad para comprender las emociones propias y ajenas.
Daniel Goleman es un famoso psicólogo que puso de moda la idea de la "inteligencia emocional " en 1995. Aunque diversos pensadores habían teorizado en torno a la idea de la "inteligencia social" e "inteligencia interpersonal" con anterioridad, fue éste autor el que desarrolló y difundió la idea, hasta alcanzar la gran aceptación de la que goza en la actualidad. Para Goleman, el Coeficiente Intelectual tan solo predice el 10 al 20% del éxito en la vida, por lo que el CI (cociente intelectual) de forma aislada, resulta prácticamente irrelevante en nuestras relaciones.
De modo que lo que más importa son nuestras aptitudes personales pero sobre todo, la capacidad para entender las emociones propias y ajenas. En eso precisamente consiste la Inteligencia Emocional, una virtud que lejos de ser estática, se puede entrenar y varía a lo largo de la vida. Gracias a ella podemos potenciar nuestras habilidades sociales, que pueden mejorar con el paso de los años.
El concepto de inteligencia emocional trasciende con creces el concepto de inteligencia pues va más más allá de aspectos cognitivos tales como la memoria y la lógica, abarcando la dimensión sensorial que se desarrolla en cualquier interacción humana. De tal forma que la inteligencia emocional comienza en uno mismo e implica adquirir conciencia del influjo que ejercemos sobre los demás. Daniel Goleman, describe cinco elementos clave en ella:
Autoconciencia: Es la capacidad de reconocer los propios sentimientos y emociones. Las personas con un alto grado de autoconciencia prestan mucha atención a cómo se sienten en cada momento.
Autorregulación: Una vez que alguien es consciente de sus emociones, debe aprender a regularlas. Controlar las propias emociones es clave para adaptarnos a las distintas situaciones.
Motivación: Las personas con elevada inteligencia emocional están motivadas por cosas que van más allá de las recompensas externas como la fama, el dinero, el reconocimiento o la aclamación.
Empatía: La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona. Alguien empático es capaz de escuchar al otro activamente, validando lo que está sintiendo y siendo capaz de mostrar apoyo.
Habilidades sociales: La verdadera comprensión emocional implica algo más que la consideración de las propias emociones y las de los demás. También hay que ser capaces de poner en práctica ésta información al momento de interactuar.
En resumen, la inteligencia emocional no es algo estático, se puede entrenar y mejora con cierto esfuerzo.
Son los siguientes:
Evalúa tus emociones: Has de ser capaz de medir tu inteligencia emocional y para ello es necesario reconocer las propias fortalezas y debilidades.
Identifica tus emociones: Analiza tus estados emocionales y ponles nombre. Intenta entender por qué aparecen y qué es lo que las desencadena. De la misma manera, en situaciones estresantes pregúntate qué emoción tienes y cómo te gustaría responder.
Desarrolla estrategias para regular tus emociones: Aprende estrategias que te permitan mantener el control mediante técnicas basadas en la respiración, meditación, movimiento, etc.
Observa cómo te relacionas con los demás: Estudia cómo te relacionas y analiza los puntos en los que puedes mejorar para ponerlos en práctica en tus siguientes interacciones.
Practica la escucha activa. Cuando una persona te cuente algo, prueba a escuchar atentamente, en lugar de simplemente esperar a tu turno para hablar. Demuestra con tu lenguaje corporal que estás realmente presente en la conversación. Cada cierto tiempo, verifica que estás entendiendo de manera correcta lo que te está compartiendo.
Estudia cómo reaccionas a situaciones de estrés: Examina cómo estás respondiendo a situaciones de estrés. Observa si tu conducta cambia de manera significativa o si te resulta posible mantener la calma cuando las cosas van mal.
Asume la responsabilidad de tus acciones: Reconoce que tus acciones tienen efecto sobre los demás, incluso cuando esa no sea tu intención. Trata de imaginarte qué pasaría si tú estuvieses en el lugar de la otra persona.
Reconoce que es un proceso para toda la vida: La inteligencia emocional es una habilidad que se desarrolla a lo largo de una vida. Con el tiempo vamos aprendiendo más sobre nosotros mismos y nuestras emociones, lo que nos permite potenciar nuestra inteligencia emocional.
Pide ayuda si lo necesitas: Cultivar la inteligencia emocional no es una tarea fácil. Si no encuentras el camino, siempre es una buena idea pedir ayuda profesional para desarrollar tu inteligencia emocional.
Bibliografía:
Harvard Professional Development. (2019). How to Improve Your Emotional Intelligence.
https://professional.dce.harvard.edu/blog/how-to-improve-your-emotional-intelligence/
Mind Tools. (s./f.). Emotional Intelligence.
https://www.mindtools.com/pages/article/newCDV_59.htm
Stahl, A. (2018). 5 Ways To Develop Your Emotional Intelligence. Recuperado de:
https://misionessim.org/sites/default/files/Test_de_Inteligencia_Emocional.pdf
https://es.scribd.com/document/524445254/TEST-DE-INTELIGENCIA-EMOCIONAL-DE-DANIEL-GOLEMAN
https://www.psonrie.com/noticias-psicologia/test-de-inteligencia-emocional-de-goleman
https://lamenteesmaravillosa.com/daniel-goleman-teoria-la-inteligencia-emocional/