PSICOTERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL:

PSICOTERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

Psicoterapia cognitivo conductual.


La terapia cognitiva conductual es un tipo de terapia psicológica, en la que se trabaja la percepción de los pensamientos negativos, intentando corregirlos con el fin de adquirir una actitud más positiva respecto a uno mismo y el entorno. Se trata de una herramienta muy útil, tanto si se realiza sola o combinada con otras terapias, pero su mayor utilidad es en el enfoque de ciertos trastornos de salud mental, como la agorafobia, los trastornos alimenticios, el estrés postraumático y ciertos tipos de depresión.

 En lo que respecta a las fobias y la agorafobia en particular, ciertos métodos de la terapia cognitivo-conductual como la terapia de exposición in vivo y la inundación, resultan particularmente eficaces para contrarrestar la ansiedad anticipatoria frente a una determinada situación que desencadena el miedo (temor a los  espacios públicos, aglomeraciones, miedo a volar...). Habitualmente, ésta forma de terapia resulta más efectiva si se emplean psicofármacos de forma asociada.

PSICOTERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL

En que consiste la terapia cognitivo conductual.


En la terapia cognitivo-conductual se trabaja enseñando a reconocer los estilos de pensamiento que predisponen a llegar a pensamientos catastrofistas, disfuncionales o distorsionados sobre la realidad. Para esto es necesario entrenar a la persona para que adquiera una mayor flexibilidad mental y sea capaz de cuestionarse las categorías extremas en las que se maneja (como por ejemplo, "bueno y malo, éxito y fracaso").
El proceso por el cual se consigue que el paciente reconozca los aspectos cognitivos que le producen malestar y pueda actuar sobre ellos se fundamenta en un modelo de actuación inspirado en el diálogo socrático. Esto implica que durante una parte de las sesiones, el profesional irá devolviéndole el feedback necesario al paciente para que éste por sí mismo, detecte las contradicciones o las conclusiones indeseadas a las que le llevan sus estilos de pensamiento y sus esquemas cognitivos. El terapeuta no guía al paciente en este proceso, sino que más bien le plantea preguntas y remarca aseveraciones que el propio cliente ha hecho para que este último vaya profundizando en el estudio de su propio pensamiento.

La segunda parte de la terapia cognitivo-conductual implica intervenir sobre los focos cognitivos y materiales que se han detectado. Esto conlleva, por un lado, fijar unos objetivos concretos a cumplir y por el otro, entrenar al paciente para que sea capaz de determinar desde su propio criterio las estrategias que lo acercan y lo alejan de estas metas.