En los últimos 30 años, la proliferación de fármacos antidepresivos ha ido en aumento. A finales del siglo XX, comenzamos a ser testigos de un auge inusitado en el uso de fármacos contra la depresión, pues ya entonces existía fe ciega respecto a su indicación. En contraste, hay estudios de hace tan sólo dos décadas que contradicen éste planteamiento e incluso abogan por su inutilidad. Algunos de ellos son metaanálisis muy completos que alertan de las pequeñas ventajas de los antidepresivos, cuando se comparan con sustancias inocuas como el placebo.
Uno de éstos metaanálisis, fue el realizado por Joanna Moncrieff y su equipo en el 2004. Éstos investigadores estimaron que las diferencias entre los antidepresivos y los placebos activos eran "pequeñas", concluyendo que su eficacia estaba sobrevalorada. Por desgracia, los investigadores no fueron capaces de hacer alusión a en qué medida.
4.1) Principales conclusiones.
Los investigadores concluyeron que todos los antidepresivos fueron más eficaces que el placebo, independientemente si eran de primera, segunda o tercera generación. En los resultados, sorprende que un antidepresivo tan antiguo como la Amitriptilina fuera el más eficaz cuando se comparó con placebo. En los análisis de comparación directa antidepresivo vs antidepresivo, Agomelatina, Amitriptilina, Escitalopram, Mirtazapina, Paroxetina, Venlafaxina y Vortioxetina fueron más eficaces que el resto.
4.2) El efecto placebo de los antidepresivos.
La palabra placebo, procede del latín “placēbō” y significa complacer. Por placebo se entiende el conjunto de efectos sobre la salud que produce la administración de una sustancia inocua, que habitualmente se administra en forma de medicación. En la investigación médica, el efecto placebo aparece en diferentes situaciones y depende del grado de sugestión de los individuos, siendo los placebos más comunes, las pastillas de azúcar, las infusiones y otros procedimientos menores.
Pues bien, hace décadas que está en discusión el rol del placebo en la depresión, donde sabemos que juega un papel determinante. En el estudio de Cipriani, el propio autor principal del estudio reconoció en distintos medios lo que es un secreto a voces desde hace tiempo “El efecto placebo es extraordinario en la depresión, pues casi un 33% de los pacientes con depresión grave mejora tras dos o tres meses de tratamiento solo con placebo, mientras que el porcentaje de pacientes que mejora al tomar un antidepresivo sube hasta el 60%”. Ésto nos permite afirmar que la molécula del fármaco aumenta tan sólo de un 20-27 % la probabilidad de mejoría, circunstancia que se asemeja a lo que sospechábamos por la clínica y se ajusta a lo que los estudios previos venían señalando.
4.3) El mejor antidepresivo.
El estudio de Cipriani señala 3 fármacos, como los más eficaces y con menos efectos secundarios: Agomelatina, Escitalopram y Vortioxetina. Bupropión y Mirtazapina obtuvieron también buenos resultados, pero inferiores a los anteriores. Aunque el estudio concluye que no es posible designar un único ganador porque existe una susceptibilidad individual a los efectos de éstos fármacos y la eficacia es sólo valorable en términos estadísticos, termina por considerar a la Vortioxetina como el mejor fármaco para el tratamiento agudo del Trastorno depresivo mayor.
No disponemos de una solución mágica capaz de resolver el sufrimiento intrínseco a la existencia, por lo que resulta obvio que la búsqueda ha de continuar. No podemos caer en el autoengaño de que una simple píldora pueda resolver el malestar emocional connatural al hecho de estar vivo, sobre todo cuando estamos aún lejos de comprender por completo el funcionamiento del cerebro en toda su complejidad. Está claro que la investigación debe aumentar en rigor y deslindarse de la financiación de la industria farmacéutica, para obtener un auténtico avance…FRAGMENTO DE “EL LABERINTO DE LOS ESPEJOS”
M.PONCE, MÉDICO PSIQUIATRA
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