ATAQUE DE NERVIOS

¿Qué es un ataque de nervios?

Un ataque de nervios es un episodio de intensa ansiedad que aparece ante una situación estresante, que impide funcionar con normalidad en la vida cotidiana. Existen muchos factores que pueden originarlo, desde una discusión con el jefe o la pareja, dificultades económicas, un duelo o incluso diversos problemas psicológicos. Aunque existe una predisposición individual para sufrir un ataque de nervios, potencialmente cualquier persona puede llegar a padecerlo en algún momento de su vida. El término «crisis nerviosa» se ha utilizado junto al anterior de forma indistinta, para describir una situación estresante de intenso malestar emocional de carácter súbito. Sin embargo, no es un término médico reconocido ni indica una enfermedad mental específica.

Tradicionalmente se ha cuestionado si un ataque de nervios es un cuadro distinto de una crisis de ansiedad o de pánico. Diversos estudios han demostrado que ambos cuadros se superponen en cuanto a síntomas y tratamiento, por lo que se podría asumir que prácticamente son vocablos distintos sobre la misma temática. Es cierto que existen matices que los diferencian, ya que se puede afirmar que si bien el término “ataque de pánico” es el preferido en el mundo latino y particularmente en sudamérica, mientras que “ataque de pánico o panic attack” es la palabra más utilizada en el mundo anglosajón.

Síntomas.

Un ataque de nervios es también reconocido por el nombre de crisis de pánico, siendo una reacción común al estrés. El trastorno de pánico apareció por primera vez como entidad diagnóstica específica en 1980, pero hoy en día se considera un síndrome inespecífico que puede aparecer en múltiples situaciones de miedo o ansiedad intensa. Habitualmente se desencadena por un conflicto emocional, que da lugar a un estado de hiperactivación general, con insomnio, ansiedad, llanto y aprehensión. La opresión en el pecho, la respiración acelerada o la sensación de asfixia son frecuentes y a muchas personas les hace creer que están sufriendo un infarto. Otros síntomas habituales son sentirse fuera de control, llanto, sensación de calor corporal, desmayos, temblores generalizados, preocupación excesiva, impaciencia, irritabilidad, tensión muscular y fatiga. A veces el malestar es difícil de controlar, por lo que la persona consulta de forma urgente para recibir un tratamiento farmacológico que consiga mejorar los síntomas de forma inmediata.

Tratamiento.

Para tratar una crisis nerviosa hay que acudir a un especialista, que ha de determinar las causas y el tratamiento más adecuado. Las técnicas de relajación ayudan a disminuir los síntomas ansiosos, la migraña, el sudor y los temblores. Sin embargo, lo más efectivo durante la fase aguda es el tratamiento del estrés ya sea mediante el uso de medicación, el empleo de técnicas de relajación o la utilización de ambas medidas a la vez. Si el episodio genera mucho malestar de forma episódica es importante administrar una medicación específica como medida de primera elección.

En muchos casos se objetiva un trastorno de ansiedad o una depresión como problema de fondo, lo que condiciona el empleo de tratamientos específicos y un enfoque más a largo plazo con seguimiento periódico por un especialista.

M. Ponce, Médico Psiquiatra