VIDEO INSOMNIO: 

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Por insomnio entendemos la incapacidad para dormir o la falta total de sueño. El insomnio es frecuente en adultos, pues afecta casi a un 34% de la población adulta de forma transitoria y en torno a un 10% con carácter crónico. La pérdida de horas de sueño y/o la reducción en la calidad del mismo, habitualmente se traducen en un mal funcionamiento diurno. El insomnio va asociado de forma invariable a un deterioro de la calidad de vida, siendo las manifestaciones inmediatas la somnolencia diurna, irritabilidad, fatiga y ansiedad. A largo plazo, el insomnio crónico conlleva un mayor riesgo de sufrir enfermedades degenerativas graves.

El sueño es un proceso reparador para el cerebro, por lo que resulta imprescindible para su correcto funcionamiento. Durante el mismo se llevan a cabo importantes procesos de limpieza y reparación cerebral, que permiten consolidar los recuerdos importantes, tras eliminar los productos tóxicos de desecho generados durante la actividad diurna. Durante el sueño se eliminan por ejemplo, la proteína beta-amiloide y el material propio de las placas seniles, presentes en la enfermedad de Alzheimer. La calidad de la reparación cerebral durante el sueño, no sólo depende del tiempo total de ensoñación, sino que resulta determinante que se preserve la calidad del mismo. Cuando el sueño es interrumpido o fragmentado, pueden aparecer interferencias en los procesos cognitivos y emocionales esenciales para mantener una adecuada salud mental.

A principios del siglo XX, el psicoanálisis propuso que los sueños no solo ayudan a procesar las emociones y los conflictos, sino que también desempeñan un papel similar en el estado de vigilia, al contribuir a la resolución de problemas. Desde entonces, hay quien incluso ha sugerido que soñar cumple una función terapéutica (Hartmann, 1995). Más recientemente se ha incidido en la importancia que tiene dormir bien sobre la reactivación y consolidación de la memoria. En estudios de neuroimagen se ha observado que las mismas regiones que se activan durante el aprendizaje previo al sueño, se activan preferentemente durante el mismo. Por tanto, existe un solapamiento sustancial de la actividad regional cerebral durante estos dos estados. En concreto, se ha evidenciado que la activación de la corteza prefrontal medial y el lóbulo temporal medial, están implicados en el procesamiento de la memoria. En base a éstos hallazgos, se ha propuesto que el sueño funciona de forma similar al de los estados de reposo despierto (con disminución de los estímulos externos) siendo una parte del continuum de la conciencia que contribuye al procesamiento de los recuerdos pasados y prepara al individuo para el futuro (Wamsley y col., 2010; Wamsley y Stickgold, 2010; Wamsley, 2014).